11.15.2008

la biblioteca

Del primero no se dio cuenta, un movimiento mecánico arrancó el papel donde estaba escrito DF19876-M515 y el libro quedó sin identidad bibliotecaria; sin explicárselo y cierto placer lo movió tres estanterías al norte y lo acomodó entre ejemplares de pasta similar en la penúltima repisa ¿cuánto tardarían las expertas en encontrarlo? Una semana si tenía suerte, pero los diez siguientes sí iban a darles trabajo y pensaba en cómo se sentirían los libros ahora que les había quitado su lugar en el mundo cuando las mujeres le anunciaron que cerrarían temprano
Regresa el lunes
Tengo examen, no sea mala, me reprueban
Por qué no veniste antes
Sí, pero necesito más, es el último antes de las vacaciones y mis abuelos...
Bueno, pero no saques ninguno
Y no lo hizo
Babel descubrió el silencio como al principio, los libros tendrán que ganarse un nuevo sitio, pensaba y bueno, se quedó con un par antes de que lo metieran a la celda

11.10.2008

el clavo


Mañana envejece Los
cabellos desaparecen sobre el parqué
palabras asemejan sueños
y los sueños transcurren del odio al amanecer
sin tímpano
no quedan fotografías para decir caída
ni arrollos ni charcos ni gotas suficientes
Aprieto
la mano sangra Entonces
reconozco tu nombre
tu principio
tu efecto
tu nada

5.30.2008

Mary

Mary me enferma, se oye mal, pero alego causa de las obsesiones Tiene una cara redonda, por tanto simpática, y ni siquiera se le agría un poquito si el marido sufre de tremenda bola en la próstata..., no, ¿la vejiga? En fin, no puede orinar; una piedra minúscula le obstruye el paso y sufre muchísimo, los primeros días quiso aliviarlo con cerveza, lo cual sólo aplazó el tormento... podría decir que lo empeoró, pero no lo hago porque sería traicionar el sueño vano de los ebrios, y yo estoy ebrio, y ahora sufre y se retuerce y ve a Mary con rabia cuando le sonríe simpática desde su cara redonda
Tiene un hijo, el chiquillo sin nombre que hace pocos días provocó, con un amigo, claro, los accidentes en la avenida minztiá (si usted andaba por ahí entre las seis y las siete por la tarde , ya sabe a quién culpar) y tiene ahora un flamante celular equivalente con tres meses de trabajo diario y esforzado, toda una estación; ella duda Me pregunta esta mañana si es prudente tomar una deuda para pagar el juguete -tiene cámara y el chiquillo se la pasa tomándose fotos con él- y de paso, acabalar el estéreo que le vale otros tres meses y fue la razón primera de que el maldito celular le llegara de regalo si no fuera por la simple cuestión de alimentarlo (con dinero, pero valga la metáfora) cada día, lo necesite o no
Mary lo valora, me cuenta de las nuevas andanzas del chiquillo en el bosque, porque su casa está a 12 kilómetros de la ciudad y así nomas caminas ya estás en medio de los árboles y hace un frío chiquito siempre y apenas te metes ya traes los zapatos llenos de tierra roja y fina como el polvo de siglo, y yo quisiera ir con Mary para tomar del mezcal que hacen sus primos, él carnal, ella política padres de Sarita que el otro día, a su primer lustro, se robó un poco de la vendimia y al rato le empezó a echar bronca a su padre porque la mandó a la tienda
Le dijo vas a ver, chiquilla y ella le contestó: me vale madre
Dice Mary que le ha dado por robarse el mezcal cada que puede, y los primos no saben si abandonar el negocio de los tatarabuelos o hacerse a la idea de que Sarita es precoz
Obviamente, no es por esto que Mary me enferma, por fortuna esto sucede cuando ya se ha ido, pues tiene el acierto de tocar a mi puerta justo en la hora en que tendría que levantarme (no lo hago, en serio nunca, porque odio los despertadores y no hay otra cosa que pueda traerme a la vida a esa hora, a menos que me consiga un gallo entrenado; la operadora no es opción, el timbre del teléfono y el despertador son la misma monserga, así que pongo el despertador, a la mañana siguiente despierto odiando, lo mandó al carajo con lujo déspota y me vuelvo a dormir) así que ella me salva el día, una vez a la semana, está bien
Me cuenta una historia distinta, en dos minutos o media hora mientras tomo el café antes de salir disparado, por trabajo, aunque sí, también lo he hecho porque no sé qué hacer con un extraño -y Mary no es un extraño, mira..., casi todas las obsesiones, pero ésta y eso que Mary venía a casa desde antes de que yo viviera en ella- así que prefiero desayunar en los portales y darme cuenta de que desayuno solo
La cosa más normal, nada contra ella, y menos cuando antes trabajó con esa pareja de médicos que la especializó en la limpieza de los ojos de microscopio Ella veía a las bacterias en la bastilla de los pantalones, en los quicios de las ventanas, en la piel de los pollos refrigerados (le daba asco lavarlos con el jabón de cal, pues con cal espolvorean a los muertos en el pueblo de Mary) en las líneas que dividen la cerámica en el piso y sobre todo en sus manos como su cara, pero a la doctora no le parecía simpática
Quizá no por las bacterias pero sí porque Mary sabía de su esterilidad y de ese par de meses en que la doctora se ausentó y el doctor bebía con una puta nueva cada noche -muchachas, dice, porque no hay que ser tan malpensado cuando encuentra una tantos condones, botellas y esos anuncios rayoneados con lapiceros- pero ella volvió con esa niñita tan flaca pero libre de toda bacteria
Yo no tengo niñas flacas, a menos que sea por usar lentes, pero Mary me vuelve loco porque deja todos sus cuentos y me están invadiendo la casa

3.18.2008

Un aviso para Arthur

"...el visionario autor de la ciencia ficción murió la madrugada de este miércoles", decía en el noticiero vespertino; la noticia corre como pólvora en los sitios de sus fanáticos en la red; a mí, desde el otro lado de lo incógnito, la idea me llega el atardecer del martes
No creo en los funerales de los grandes hombres donde una muchedumbre llora, pero acepto que algunos pueden ser amados por otros, aunque su olor y su gesto les sean desconocidos Recuerdo cuando terminé el primero de sus libros e imagino cómo habría sido conocerlo y tras un rato, caigo en cuenta de que probablemente no le habrían interesado mis preguntas, hechas con cincuenta años de retraso, y que yo misma no sabría cómo seguir, porque me parecería un extraño
Pero estoy aquí, a diez años de esos libros y la noticia sigue ahí, y pienso que aún es martes, que si él viviera mi tiempo, en su casa todavía le restarían unas cuantas horas, toda una jornada, antes de que el universo y sus leyes, ahora sí, se lo tragara para siempre Si él viviera mi tiempo le diría que haga lo necesario, que busque eso donde todavía late, intacto, el gran deseo y se entregue
Entonces, tras mucho pensar tomo el reloj de la abuela, pues decía que nadie la gobernaba a ella, ni el tiempo; reinstalo el teléfono (lo quité porque el sonido era exasperante, dado que es) un aparato antiguo que el arrendatario ha dejado envejecer con esta casa que ahora rento y, porque yo también soy de esos fanáticos y guardaba esta carta para el momento indicado, cuando tuviera el valor de hacerle oír mi voz y escuchar lo que pienso, en fin, porque conseguí a fuerza de dólares ese número privilegiado, y todavía con el reloj de mi abuela en mano, le marco
Contesta una mujer, le digo en inglés pésimo que me comunique inmediatamente con el señor, que es asunto de vida o muerte, cuelga
Llamo otra vez, vida o muerte, me cuelga, Otra vez, ahora dice que sólo es la enfermera, a la sexta ocasión creo que la he transtornado un poco; le acerca el auricular e imagino al anciano que escucha mi voz, mi pésimo inglés
Le digo que va a morir a la una y treinta de la madrugada, se escucha un sobresalto de su respiración pero susurra, Explica
Le cuento la noticia, le digo que vivo en este país cálido, que me gustan sus letras y pensé en devolverle el favor de tantas horas fantásticas
No es posible, susurra
Pero lo arremeto con el detalle del reloj de mi abuela, y le pido una vez más, le suplico, que piense en ese deseo, el genio se ríe
Cuelgan, la enfermera quizá ha creído que sería malo para él reír de esa forma
No es posible, decía, pero yo me estoy riendo también, porque todavía no anochece
El noticiero vespertino aún no da la noticia de su muerte

1.14.2008

la caída

Los siete libros que sostenía apenas, salieron despedidos metros adelante; la computadora y el resto de los libros le dieron con un golpe compacto en la espalda (en la mochila se escuchó un crujir indeterminado) y aún pudo escucharse gritar y pudo verse caer estrepitosamente hacia el pavimento ya casi negro por la noche, y tan de pronto nada
La Mandarina bufó por un rato en el estacionamiento del campus; luego empezó a soltar lagrimitas ácidas por la grieta y las rapaces bebieron de ella

1.09.2008

In felicidad

Entonces ahora (aunque alguien dijo que estos ahora no son de fiar) que paso la media noche y los horarios nocturnos lastiman el tímpano de los vecinos del segundo piso, o del tercero si vives al quinto, en fin, Ahora que el mal vino causa un efecto prodigioso para sus pocos miles de centavos (en mi nación, claro, que se cree amiga del dólar y corre detrás de muchas otras carreras) yo, SOY FELIZ
... ,,,., ... í
....
..
es difícil mantener de tu lado a la felicidad, es como un niño, míralo ahí esperando atrás al fondo, sentado junto a la fuente del jardín (uno melancólico) sostiene un durazno con malicia y se le notan las ganas de correr por esas mariposas de un lejano (sí, ya lejano) séptimo verano, que de cualquier manera nunca fue tan ideal Y justo entonces, uno descubre que el niño se ha ido, que la noche va adquiriendo brillo y que ya no importan los panecillos calientes y que se vayan al carajo las costillas con perejil que hizo Lu para cenar; todo porque la máquina se ha puesto irascible
Le he quitado el instalador de un programa inocuo (ah, pero debí pensar que es el primero de los suyos, aunque ellos siempre dejen al anterior obsoleto porque tienen aire de buitre, como su madre) en realidad una cosa inservible, y ahora la máquina convierte un momento sencillo (al menos para mí, con el niño y toda la cosa) en un entrampe molesto, aunque bulle el tinto dizque prodigioso y pone su firma en la hoja de cuaderno Al sonido, tan propio, le resta escupir un tango (un tango con jazz, para variar) y bueno, no está mal... uno de estos días me voy con el niño

1.03.2008

prima

I
Fenecida primera noche
la mañana se incomoda
araña las sábanas en busca
de un cigarrillo
o la banca desierta de un parque
para que la carne adquiera otra vez
un nombre para olvidar;
porque siempre es necesario
vaciar la memoria a cuestas unir
los pedazos
y fingir al amor
que no nos hemos dado cuenta