5.30.2008

Mary

Mary me enferma, se oye mal, pero alego causa de las obsesiones Tiene una cara redonda, por tanto simpática, y ni siquiera se le agría un poquito si el marido sufre de tremenda bola en la próstata..., no, ¿la vejiga? En fin, no puede orinar; una piedra minúscula le obstruye el paso y sufre muchísimo, los primeros días quiso aliviarlo con cerveza, lo cual sólo aplazó el tormento... podría decir que lo empeoró, pero no lo hago porque sería traicionar el sueño vano de los ebrios, y yo estoy ebrio, y ahora sufre y se retuerce y ve a Mary con rabia cuando le sonríe simpática desde su cara redonda
Tiene un hijo, el chiquillo sin nombre que hace pocos días provocó, con un amigo, claro, los accidentes en la avenida minztiá (si usted andaba por ahí entre las seis y las siete por la tarde , ya sabe a quién culpar) y tiene ahora un flamante celular equivalente con tres meses de trabajo diario y esforzado, toda una estación; ella duda Me pregunta esta mañana si es prudente tomar una deuda para pagar el juguete -tiene cámara y el chiquillo se la pasa tomándose fotos con él- y de paso, acabalar el estéreo que le vale otros tres meses y fue la razón primera de que el maldito celular le llegara de regalo si no fuera por la simple cuestión de alimentarlo (con dinero, pero valga la metáfora) cada día, lo necesite o no
Mary lo valora, me cuenta de las nuevas andanzas del chiquillo en el bosque, porque su casa está a 12 kilómetros de la ciudad y así nomas caminas ya estás en medio de los árboles y hace un frío chiquito siempre y apenas te metes ya traes los zapatos llenos de tierra roja y fina como el polvo de siglo, y yo quisiera ir con Mary para tomar del mezcal que hacen sus primos, él carnal, ella política padres de Sarita que el otro día, a su primer lustro, se robó un poco de la vendimia y al rato le empezó a echar bronca a su padre porque la mandó a la tienda
Le dijo vas a ver, chiquilla y ella le contestó: me vale madre
Dice Mary que le ha dado por robarse el mezcal cada que puede, y los primos no saben si abandonar el negocio de los tatarabuelos o hacerse a la idea de que Sarita es precoz
Obviamente, no es por esto que Mary me enferma, por fortuna esto sucede cuando ya se ha ido, pues tiene el acierto de tocar a mi puerta justo en la hora en que tendría que levantarme (no lo hago, en serio nunca, porque odio los despertadores y no hay otra cosa que pueda traerme a la vida a esa hora, a menos que me consiga un gallo entrenado; la operadora no es opción, el timbre del teléfono y el despertador son la misma monserga, así que pongo el despertador, a la mañana siguiente despierto odiando, lo mandó al carajo con lujo déspota y me vuelvo a dormir) así que ella me salva el día, una vez a la semana, está bien
Me cuenta una historia distinta, en dos minutos o media hora mientras tomo el café antes de salir disparado, por trabajo, aunque sí, también lo he hecho porque no sé qué hacer con un extraño -y Mary no es un extraño, mira..., casi todas las obsesiones, pero ésta y eso que Mary venía a casa desde antes de que yo viviera en ella- así que prefiero desayunar en los portales y darme cuenta de que desayuno solo
La cosa más normal, nada contra ella, y menos cuando antes trabajó con esa pareja de médicos que la especializó en la limpieza de los ojos de microscopio Ella veía a las bacterias en la bastilla de los pantalones, en los quicios de las ventanas, en la piel de los pollos refrigerados (le daba asco lavarlos con el jabón de cal, pues con cal espolvorean a los muertos en el pueblo de Mary) en las líneas que dividen la cerámica en el piso y sobre todo en sus manos como su cara, pero a la doctora no le parecía simpática
Quizá no por las bacterias pero sí porque Mary sabía de su esterilidad y de ese par de meses en que la doctora se ausentó y el doctor bebía con una puta nueva cada noche -muchachas, dice, porque no hay que ser tan malpensado cuando encuentra una tantos condones, botellas y esos anuncios rayoneados con lapiceros- pero ella volvió con esa niñita tan flaca pero libre de toda bacteria
Yo no tengo niñas flacas, a menos que sea por usar lentes, pero Mary me vuelve loco porque deja todos sus cuentos y me están invadiendo la casa